Irrigador dental: la mejor manera para completar nuestra higiene bucodental
La higiene de la boca es la base fundamental para garantizar una óptima salud bucodental.
Por eso, existen diferentes elementos que sirven como complemento del cepillo de dientes convencional.
Uno de ellos es el irrigador dental, especialmente indicado para personas que tienen ortodoncia fija o que se han colocado implantes dentales.
Este práctico aparato permite eliminar bacterias de dientes y encías, y de todos aquellos lugares a los que es más difícil llegar sólo con el cepillo y el hilo dental.
El irrigador bucal es un instrumento de limpieza oral que emplea un sistema de agua a presión.
Consiste en la aplicación directa de un chorro pulsátil de agua que elimina de manera muy eficaz las bacterias depositadas en las piezas.
Resulta muy útil para limpiar las zonas de difícil acceso para el cepillo manual, como las bolsas periodontales y el borde de las encías.
El uso del irrigador dental no sustituirá la obligada visita al menos una vez al año al dentista, su uso ayudará a conseguir la limpieza de la boca de una manera más completa.
Lo ideal es combinar el uso del irrigador con el correcto cepillado después de cada comida, y después de haber pasado el hilo dental entre los dientes. Puede parecer una rutina compleja, pero es algo que nuestra salud agradecerá, y además de una forma continua a lo largo del tiempo.
La salud dental no se queda atrás con los avances de la tecnología, de hecho, últimamente se ha presentado un irrigador bucal inalámbrico que promete la eliminación del 99% del biofilm dental o placa dental.
Las ventajas de usar un irrigador dental son muchas, entre otras:
1. Fácil uso. Estos aparatos vienen con instrucciones claras y precisas que resultarán muy fáciles de seguir, y de esa forma será sencillo habituarse a su uso como una parte más de la rutina de la higiene bucal diaria. 2. Previene inflamaciones. Con un irrigador, se pueden eliminar las bacterias de dientes, encías y otros lugares de más difícil acceso, acompañando el uso del cepillo de dientes. 3. Reduce la placa dental. El uso del irrigador bucal está altamente recomendado para reducir la placa bacteriana. Gracias a eso, se eliminará el sarro, la caries y otras dolencias provocadas por la placa bacteriana. 4. Aliento fresco Un agradable aliento fresco será una de las consecuencias del uso del irrigador dental. Evita la molesta halitosis o mal aliento, ya que elimina gran parte de las bacterias que lo causan.
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En general, cualquier persona que quiera tener una salud bucodental más saludable puede usar un irrigador dental.
Sin embargo, se encuentra especialmente recomendado para personas que tienen tratamientos de ortodoncia como frenos o alambres, así como coronas, puentes e implantes.
El uso del irrigador limpiará de manera eficaz las bandas, alambres o frenos de ortodoncia, coronas, puentes e implantes, masajeando al mismo tiempo y suavemente las encías.
También está recomendado su uso para personas que tienen algún problema en las encías, como periodontitis.
Este limpiador de dientes a presión debe utilizarse tras el cepillado diario, siempre que haya un intervalo de al menos 2 horas entre cada uso.
Para que no provoque daños en la encía, es conveniente que no se utilice el irrigador por un tiempo superior a 5 minutos.
El irrigador dental está compuesto por 3 partes:
1 – Depósito de agua
2 – Bomba
3 – Cánula o boquilla
En primer lugar, es necesario rellenar el depósito con agua del grifo, pues no es necesario que sea mineral o agua embotellada.
Es posible incluir un enjuague bucal en el depósito del irrigador, aunque recomendamos que antes siempre se consulte con un dentista de confianza.
Cada irrigador incluye diferentes tipos de boquillas según qué zona de la boca queremos higienizar.
Antes de aplicarlo, hay que regular la presión del agua apuntando siempre hacia el lavabo.
Para usar de manera debida el limpiador bucal a presión, coloca la cánula en dirección a la línea de la encía e inclínalo aproximadamente 90 grados.
Posiciona tu cuerpo hacia el lavabo y, manteniendo la boca entreabierta, activa el chorro de agua.
Es recomendable empezar desde los últimos molares e ir avanzando a lo largo de la línea de la encía, haciendo hincapié en la zona interdental -entre diente y diente-.
Para cualquier consulta relacionada con el uso de los irrigadores dentales, no dude en consultarnos. Nuestros especialistas en higiene bucodental resolverán sus dudas encantados. Puede encontrarnos en Clínica dental Sara Moreno, Almendralejo (Badajoz).